30.10.08

Miramientos

Bien hace Platón en su República al citar a Sócrates que dice: “(cuando hablamos de Ética) no estamos hablando de una insignificancia, sino de cómo debemos vivir”. La frase es, a mi modo de ver, el mejor recuento de lo que hablamos cuando hablamos de Ética.

Desde que doy clases de filosofía moral, me queda clarísimo que mis jóvenes alumnos apenas tienen una vaga noción de lo que es la ética. Y no sólo esto, han llegado hasta los últimos semestres de la carrera —no hablo de mis estudiantes de la carrera de Filosofía, que obviamente están mejor empapados del tema— sin conocer seriamente del asunto.

Es grave que los jóvenes mexicanos se enfrenten a la vida sin saber de virtud. Reciben muchas clases de liderazgo, de cómo caminar hacia el éxito y ni una palabra de las virtudes civiles, que son las que nos permiten vivir juntos. Victoria Camps expresa lo anterior de manera inmejorable: “En lo privado somos libres, las leyes no deberían interferir, la única limitación es que debemos respetarnos mutuamente. Ciertamente es así, y el que lo sea significa un progreso. Pero que el individuo sea ante todo un ser libre para elegir la forma de vida privada que más le plazca no quiere decir que no deba, al mismo tiempo, formarse y actuar como ciudadano, para la vida que no es privada, sino pública.

Los seres humanos somos individuos en la diferencia y ciudadanos en la igualdad. Estos son dos ámbitos fundamentales de nuestra vida en sociedad, queremos ser libres de realizarnos en nuestras propias ideas de felicidad y para esto tenemos que respetar, tolerar y ser solidarios con el resto de las personas que nos acompañan en el proyecto de sociedad que permite nuestras diferencias, a la vez que las protege.

Bien podemos hacer la distinción de una Ética privada, que en realidad son varias, y una Ética pública. La primera trata de los problemas que en la cotidianidad de la vida individual tienen las personas. Son varias porque es perfectamente compatible en una sociedad libre que existan justificaciones tanto en favor como en contra de, por ejemplo, tener o no relaciones sexuales antes del matrimonio. La Ética pública, la que incumbe a los ciudadanos, es bien diferente y podemos definirla como el proceso de justificación racional de principios de justicia aplicables para todos sin importar que en lo privado sus posturas sean antagónicas.

En pos del bien común los individuos tienen muchas veces que ceder ante las mejores justificaciones de otros. La Ética pública es una forma de argumentar en la que se parte del supuesto de que es completamente desquiciado razonar en favor de algo que genera distinciones injustificables, beneficios a las personas por aspectos no ligados al mérito sino a la lotería azarosa de la vida y la genética que hace a unos más altos, más inteligentes, más blancos, más guapos.

Lo razonable es argumentar en favor de conductas que tiendan a beneficiar a todos. La bondad de estas conductas casi nunca es absoluta y contundentemente obvia, muchas veces es difícil de mostrar, de ahí que sea necesario saber dar razones, siempre desde una posición virtuosa. Ahora, como dice Camps, “las virtudes se adquieren gracias, mayoritariamente, a la educación. Nadie nace siendo virtuoso”.

De ahí que sea absurdo pretender que las personas busquen el bien público si las instituciones que deberían formar ciudadanos, en vez de enseñarles civismo les enseñan una clase de egoísmo que a largo plazo resulta suicida: no puede ser una máxima de la vida pública, si queremos que se perpetúe y sea justa: “Sobresal sin miramientos”, si son justo los miramientos los que permiten una vida civilizada.

Es famosa la segunda enunciación que hace Kant de su Imperativo Categórico: “Obra de tal modo que uses a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio”. Podríamos reformular la enunciación como: siempre que quieras actuar de alguna manera pregúntate sobre el peso de las razones que tienes para justificar tal conducta deteniéndote especialmente en considerar si estás usando a alguien para alcanzar tu fin. Hacerlo es injusto y a largo plazo insostenible. La Ética pública es una forma de justificar acciones, de hacer cálculos y dar razones en favor o en contra desde una base común, que es la pretensión de justicia.

Para que nuestro país tome otro rumbo es fundamental enseñar Ética y civismo, pero no desde una perspectiva sólo histórica ni como un recuento de teorías o recetas, no podemos olvidar que la erudición no garantiza someterse a ningún proceso moral, para ello necesitamos vincularnos con las virtudes, que son las que generan tal motivación moral. No podemos fincar nuestra esperanza sólo en construir un país de leyes, bien dice Victoria Camps que “sin virtudes públicas, y con la sola fuerza de la ley, será difícil que se instale la justicia”.

Así, mejor hemos de ir en pos de una sociedad donde los ciudadanos crean en la importancia de las normas legales y las sigan no por el castigo que acarrea inflingirlas sino porque son un deber moral que ha sido justificado plenamente con buenas razones.
Enseñemos a pensar, a justificar y a tomar en cuenta al otro. A tener miramientos.

En registro, en Campus

23.10.08

Tótem

Así como se derrumbaron las bolsas por la irresponsabilidad y la falta de control de los especuladores...

http://www.diasiete.com/23-10-2008/totem

22.10.08

La intemperie

Las piedras son piedras, pulidas en el río y ásperas
bajo el volcán. Los hombres, en cambio, como dice Ortega y Gasset, somos una entidad cuyo ser consiste no en lo que es, sino en lo que aún no es.

http://xml.diasiete.com/pdf/426/18HASTAATRAS.pdf

16.10.08

La multitud que se rasca

La provocación es útil cuando no se hace con mala voluntad. En ese sentido es difícil colar la discriminación como una puya amistosa. Pero incitar desde la filosofía a los profesionales de la investigación y la docencia no puede ser tachado de mezquino. En este caso sólo mostraré las quejas de uno de los tantos pensadores que la academia ha rechazado. Y es que muchas veces, más que fungir como un colegio de “sabios”, la academia funciona como una guillotina de vías distintas, como si importara más el statu quo que el conocimiento; los premios y los estímulos que el saber.

http://www.campusmilenio.com.mx/293/opinion/multitud.php

9.10.08

Oxímoron

¡Qué desastroso es ordenar! Como si tuviera que transfundir todo mi orden mental al caos.

http://www.diasiete.com/09-10-2008/oximoron

2.10.08

En pos de la realidad

No podremos ir en busca de un mundo más justo si no reconocemos desde el principio que la diversidad humana es un hecho. Esto se palpa en las distintas lenguas y sus conceptos intraducibles, en las formas de vida diferentes que estas lenguas reflejan, en los anhelos y creencias, concepciones del bien, de tantas índoles y —por finalizar la lista que podría seguir por páginas, otra muestra de la gran diversidad— en costumbres tan heterogéneas que a los no acostumbrados les generan, por decir lo menos, sorpresa.

http://www.campusmilenio.com.mx/291/opinion/realidad.php